Testimonio “Dolor y Esperanza” |
Ayer mientras mi esposo y yo hacíamos fila para pagar en el supermercado, delante de nosotros estaba otro matrimonio cargando a sus gemelos varones, como de año y medio… ¡Es la edad que tendrían los míos! No pude dejar de sentir el dolor de verlos en los brazos de sus padres y no tener a mis gemelos en mis brazos, ese mismo dolor que me acompaña desde que inconciente y torpemente tomé la errada decisión que me dejaría marcada para siempre. Siento un enorme vacío; el vacío de mis brazos y mi corazón, la soledad de su ausencia, sus pisadas, sus vocecitas, sus gritos y su llanto.
Nunca me justifiqué pues era injustificable lo que hice. El dolor ya era insoportable, era mi eterno castigo y lo tenía merecido. ¡Más valía morir y unirme con aquellos seres que no tuve la valentía de tener, a continuar con esa pesadumbre y remordimiento! No obstante he decidido en su honor, ser una mejor persona, digna, ser una fuente de amor, llevar una vida de calidad y compromiso para con los demás y mi entorno. Le he pedido perdón al Ser Supremo misericordioso, a mis bebés y a mí misma. He intentado descubrir el bien que aportó este sufrimiento: He encontrado brazos benditos, palabras llenas de sabiduría y esperanza. Aún me queda por recorrer un largo camino, pero ya he empezado a dar los primeros pasos hacia la paz. Estela Instituto para la Rehabilitación de la Mujer y la Familia (IRMA) |